"Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones" (José Narosky)
¡Hoy es mi primer día,! Me siento igual que cuando llegué por primera vez al instituto, o la primera vez que tuve una entrevista de trabajo, o la primera vez que tomé un avión….
Estoy inquieta y expectante pero sobre todo estoy disfrutando de poder compartir situaciones, experiencias, sensaciones aportando mi punto de vista y recibiendo el de los demás, sobre todo porque soy de esas personas afortunadas que tiene amigos, y que además comparten sus puntos de vista los cuales son siempre enriquecedores.
Me gustaría empezar comentando sobre lo políticamente correcto y lo políticamente incorrecto. Es curioso que desde pequeños nos educan en la verdad: decir la verdad, no mentir……
Sin embargo, nos vamos haciendo hipócritas con el tiempo, ¿Hipócritas? Ah! No hipócritas no, correctos. Y tejemos a nuestro alrededor un número indefinido de sutilezas (a veces incluso vilezas), y maquillamos nuestros sentimientos a través de nuestras palabras. ¡Qué grande es el lenguaje, y las posibilidades que nos da!
Por supuesto, que el lenguaje puede herir con fuerza, y las heridas pueden ser más dolorosas que cualquier puño, pero sin herir, sin dañar, sin ofender, con educación y cortesía, deberíamos poder decir todo (o casi todo).
Todavía recuerdo a un compañero de trabajo alegre y simpático que cuando promocionó dejó de ser alegre y simpático, incluso dejó de hablar a sus antiguos compañeros volviéndose huidizo, antipático, vamos, un cretino en toda regla. Todos pensamos en estos últimos adjetivos cuando pensabamos en él, sin embargo, ninguno nos acercamos a preguntarle: muchacho, ¿Qué te ha sucedido?..... No, ninguno se lo preguntamos, y tampoco le hicimos saber lo estúpido de su comportamiento. Lo políticamente correcto fue callarlo, ¿O no?
O cuando una amiga muy, muy enamorada tiene un novio al que consideras grosero, egoísta, soez, y no se lo dices “por si acaso”.
¿Nos da miedo enfrentarnos a la sinceridad? ¿No debería hacernos reflexionar? En cualquier caso, tener un espíritu crítico, lejos de ser defecto, me parece una cualidad.
Bueno también hemos inventado la ironía, para decir sin decir, pero claro, eso será otro capítulo.